Qué es un administrador solidario

Administrador solidario de una empresa

En el mundo empresarial, el rol de un administrador es fundamental. Este no solo actúa como el timón que dirige el curso de la empresa, sino que también es el representante legal frente a terceros, lo que incluye desde la firma de contratos hasta la toma de decisiones cruciales para el futuro de la organización.

Dentro de esta figura, emerge la distinción entre diferentes tipos de administración social, cada una con responsabilidades y capacidades distintas. Entre los tipos de Administración social está el «administrador solidario» que destaca por su autonomía y capacidad de decisión, elementos que lo convierten en un tipo de administrador social interesante sobre todo para la agilidad y flexibilidad en la gestión empresarial.

¿Qué es un administrador solidario de una empresa y quién puede serlo?

El término «administrador solidario» se refiere a una figura legal específica dentro del marco normativo de las sociedades, especialmente en las sociedades limitadas, y se manifiesta cuando se acuerda que la administración y gestión de la sociedad se lleve a cabo por 2 o más  Administradores.

Cuando se opta por este tipo de administración, se parte de una mayor confianza entre los administradores, ya que un administrador solidario tiene la facultad de tomar decisiones, vincular y actuar en nombre de la empresa de manera individual, sin necesidad de buscar el consenso o la aprobación del otro administrador. Esta capacidad de actuar de forma autónoma convierte al administrador solidario en una figura interesante por su agilidad en la gestión empresarial.

Para ser designado como Administrador en cualquiera de sus vertientes (único, solidario, mancomunado…), es necesario cumplir con una serie de requisitos legales y condiciones. La persona debe ser mayor de edad y no estar sujeta a ninguna inhabilitación legal que le impida ejercer cargos públicos o administrar bienes, y lo más importante, no tiene porque ser un socio de la empresa.

Como nos indica Héctor Silva: “muchas veces se piensa que para ser administrador de una empresa tienes que ser socio, y es lo que ocurre con más frecuencia, pero no tiene por qué ser así. Si los socios entienden que lo más conveniente para hacer funciones de administrador es un tercero ajeno o incluso a un propio trabajador de la empresa, no existiría ningún problema.

No es menos cierto, que, en muchas ocasiones, los socios prefieren asignar este rol a alguien dentro de su círculo de confianza para garantizar una alineación de intereses.

El nombramiento de un administrador solidario se realiza a través de la Junta General de socios o accionistas, quien tiene la autoridad para designar o destituir a los administradores, siempre según lo establecido en los estatutos de la empresa, y en la Ley de Sociedades de Capital.

La realidad es que la facultad para nombrar administradores es bastante flexible, pero el problema reside en que en muchos casos en los despachos de abogados nos encontramos que aquellos que ocupan el cargo de administrador realmente desconocen el alcance de sus funciones, y lo que es más peligroso, los riesgos inherentes a su cargo.

Funciones y responsabilidades de un administrador solidario

Las funciones de un administrador solidario abarcan un amplio abanico de actividades, todas orientadas a asegurar el correcto funcionamiento y dirección de la empresa. Entre estas funciones destacan:

  • Representación Legal: El administrador solidario tiene la capacidad de representar a la empresa ante terceros, lo que incluye firmar contratos, realizar transacciones financieras, y llevar a cabo cualquier otro acto de gestión en nombre de la empresa.
  • Toma de Decisiones: Debido a su capacidad para actuar de manera independiente, el administrador solidario juega un rol crucial en la toma de decisiones rápidas y efectivas, esencial en el dinámico entorno empresarial actual.
  • Gestión Financiera: Es responsable de la gestión financiera de la empresa, incluyendo la elaboración de presupuestos, control de gastos, y asegurar la salud financiera de la organización.
  • Cumplimiento de Obligaciones: Asegura que la empresa cumpla con todas sus obligaciones laborales con sus trabajadores, seguridad, contabilidad, fiscalidad, formulación y presentación de las cuentas, etc.

La autonomía del administrador solidario implica una gran responsabilidad, ya que sus acciones y decisiones se pueden ejecutar directamente, vinculando con ellas a toda la empresa, por lo que tienen un impacto directo en la legalidad, la salud financiera, y la reputación de la empresa.

Por ello, es fundamental que esta figura esté bien asesorada y actúe siempre con diligencia, lealtad, y en el mejor interés de la organización, pues de otra manera se pueden derivar responsabilidades directas hacia su persona y su patrimonio.

Proceso de elección de los administradores solidarios

Tal como dijimos, la elección de los administradores, ya sean solidarios o mancomunados, recae en la Junta General de socios o accionistas de la empresa. Este proceso se lleva a cabo siguiendo las estipulaciones contenidas en los estatutos sociales de la entidad, que deben incluir las reglas y procedimientos para la nominación, votación y nombramiento de administradores que establecen la Ley de Sociedades de Capital.

En la práctica, la elección de administradores suele ser un reflejo de la confianza y la evaluación de la capacidad de los candidatos para liderar y gestionar la empresa de acuerdo con los intereses de los socios. Por ello, es común que los socios propongan candidatos que consideran idóneos, sobre los cuales luego se debate y vota en la junta general.

Es esencial que este proceso se realice de manera transparente y democrática, asegurando que todos los socios tengan la oportunidad de participar en la elección, y que los administradores seleccionados cuenten con el respaldo necesario para ejercer sus funciones efectivamente, dado que a partir de ese momento pasarán a gestionar de manera directa la empresa.

¿El administrador solidario tiene que ser autónomo?

Una cuestión recurrente en el ámbito empresarial es si los administradores de las empresa ya sean solidarios o no, necesitan registrarse como trabajadores autónomos.

Esta inquietud surge debido a la naturaleza de las responsabilidades que asumen y las actividades que realizan dentro de la empresa, y en base a esto, y si son socios de la sociedad que administran o no, marcará las diferentes posibilidades en cuanto al Régimen de la Seguridad Social más adecuado.

El Administrador debe darse de alta como autónomo si:

  • Siempre que su cargo sea remunerado.
  • Aunque sea un cargo no remunerado, siempre que sea socio y posea el control efectivo de la sociedad (al menos la mitad del capital).
  • Cuando el Administrador no remunerado sea socio con una participación igual o superior a una tercera parte del capital social.
  • Cuando el Administrador no remunerado sea socio, ejerza funciones de dirección y tenga un porcentaje al menos de 25% de participaciones en la Sociedad

Es crucial, entonces, diferenciar entre la figura del administrador solidario que participa en la gestión diaria sin recibir remuneración específica por sus labores de dirección, de aquel que se involucra de manera activa en las operaciones comerciales de la empresa o recibe un salario por sus servicios.

Diferencia entre administrador solidario y administrador mancomunado

Es crucial comprender las diferencias entre dos tipos de administradores: el administrador solidario y el administrador mancomunado.

Ambos tipos son fundamentales para la gestión y representación de la compañía, pero se diferencian significativamente en términos de poderes, responsabilidades y el proceso de toma de decisiones. Como nos indica Héctor Silva “la diferencia entre ser un administrador solidario y mancomunado radica fundamentalmente en una cuestión de funcionamiento y responsabilidad.”

  • Administrador Solidario: Como hemos mencionado anteriormente, el administrador solidario posee la capacidad de actuar de manera independiente en la toma de decisiones y la ejecución de acciones en nombre de la empresa. Esta autonomía permite una gestión ágil y eficaz, facilitando la rapidez en la respuesta ante situaciones que requieren acción inmediata. No obstante, esta independencia también conlleva una gran responsabilidad, ya que las decisiones tomadas por un solo individuo afectan directamente a la salud y el futuro de la empresa, y evidentemente puede conllevar reclamaciones contra ese administrador que de manera individual ha tomado las decisiones.
  • Administrador Mancomunado: A diferencia del administrador solidario, el administrador mancomunado requiere del acuerdo y la firma conjunta de otro administrador mancomunado (o de todos, según lo establecido en los estatutos de la empresa) para validar cualquier acción o decisión. Esta configuración busca distribuir el poder de decisión, incrementando así el control y la seguridad en la gestión empresarial, sacrificando agilidad. Si bien este sistema puede aportar un nivel adicional de precaución en la toma de decisiones, también puede resultar en un proceso más lento y complejo, especialmente en situaciones que demandan rapidez.

Principales Diferencias:

  • Autonomía en la toma de decisiones: Mientras que el administrador solidario actúa de forma independiente, el mancomunado necesita la colaboración de otro administrador para ejercer su poder decisivo.
  • Agilidad vs. seguridad: La figura del administrador solidario es ideal para empresas que buscan agilidad y rapidez en la gestión, mientras que la del administrador mancomunado se orienta hacia un mayor control y precaución.
  • Responsabilidad: Aunque ambos tipos de administradores asumen responsabilidades legales ante terceros y la empresa, la forma en que pueden ejercer y delegar esas responsabilidades varía significativamente.

La elección entre administrador solidario y mancomunado debe basarse en una evaluación de las necesidades específicas de la empresa, su estructura de propiedad y su estrategia de gestión.

Para algunas organizaciones, la capacidad de tomar decisiones rápidas es primordial, haciendo del administrador solidario la opción preferente. Para otras, especialmente aquellas que desean mitigar riesgos a través de un enfoque más colaborativo y controlado, los administradores mancomunados pueden ser la solución ideal.

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